En los años anteriores a la guerra, la Alpujarra poseía uno de los más importantes mercados de seda de España, hasta tal punto que cuando los moriscos habitaban esas tierras estaban registrados 4.000 telares y cuando son expulsados no quedan más de 25. Justo Navarro explica que «la sublevación morisca fue una guerra determinada por las características del territorio, que se extiende por la vertiente sur de Sierra Nevada y las faldas de las sierras costeras hasta el Mediterráneo, entre los ríos Guadalfeo y Andarax. Vergel y tierra escarpada, la Alpujarra es un país incitante y a la vez hermético, encastillado en la naturaleza y con prestigio de irreductible frente a los invasores prerromanos, romanos, godos o árabes, Una zona que se extiende a lo largo de 90 kilómetros, de este a oeste”. Un recorrido por esas zonas te descubre la riqueza de una tierra que durante años fue abandonada y que derivó en grandes épocas de emigración a lo largo de los siglos.