La primera vez que a Pablo Sánchez Domínguez se le apareció el romance andalusí fue en Wikipedia. “De pura casualidad, de esas veces que estas buscando algo, enlazas y acabas en otro sitio. Sin saber cómo, llegué allí”, recuerda el gaditano, criado en Sevilla. Con más de 6.000 seguidores en Twitter, ahora se dedica casi a diario a traducir textos entre el castellano y el mozárabe —como también se le llama—, un gran desconocido dentro y fuera del mundo académico.