Se llama Apolonia Pavón Cayllahua, tiene más de 15 años vendiendo flores en el Mercado Santa Rosa del Rímac, y el mismo tiempo viendo cómo las que se marchitaban iban a la basura. Hasta que ella y sus compañeros formaron una empresa que convierte todos los desechos de la periferia en compost, abono para volver a sembrar y florecer