La lectura de la novela histórica ayuda a entender el pasado, el presente y saber cómo abordar el futuro. La historia se estudia, pero si además se lee novelada los recuerdos quedan mejor, los detalles se saborean y nos permiten re-contextualizar las relaciones y los modos de vida. Soy andaluza, y como tal necesito conocer Al Andalus, la historia más próxima que nos grita cada día desde un edificio, desde una expresión, el nombre de una batalla, los nombres no oficiales de las calles, las comidas, los olores, nos recuerdan que el pasado existió -aunque no nos lo cuenten en la escuela-.
Recuperar nuestro pasado es una responsabilidad que tenemos, y leer novela histórica nos facilita la tarea. Abajo aparecen 20 libros que creo necesario conocer; tras leerlos es conveniente organizarlos, saber de qué etapa y de qué lugar hablamos. Las fechas son aproximadas, comenzando por el siglo, los años que comprende, el título del libro y una pequeña descripción del mismo. Si se leen además en este orden aprenderemos más, pues muchos nombres y personajes se repiten en las historias.
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Notas sobre al-Ándalus, lo árabe y lo español
Este artículo quiere responder a literatos e intelectuales que, aún escribiendo bien y con buen fondo, a veces leo frases en sus escritos que requeriría una mínima aclaración o explicación. Concretamente hoy en el diario.es he leído un artículo que me ha gustado mucho, salvo una frase que chirría como una noria oxidada. El título del artículo es: «Somos negros, ¿qué de color?» y su autor Mikel Urretabizkaia. La frase a la que me refería es la siguiente: «en el siglo VIII se instaló el Califato Omeya y los árabes se mantuvieron en el poder hasta Boabdil casi en el siglo XVI (1492)».
Jarchas mozárabes, los incómodos versos románticos que cuestionan el origen del castellano desde Córdoba
Las jarchas mozárabes son un género literario prácticamente desconocido. Descubiertas a mediados del siglo XX por casualidad, su origen e historia son fascinantes y plantean serios interrogantes sobre cómo, cuándo y, sobre todo, dónde comenzó a desarrollarse el castellano. Puede que Castilla o España, según la versión, le dieran el nombre al idioma que hoy hablamos 580 millones de personas en todo el mundo; pero tal vez, y sólo tal vez, Córdoba y los poetas andalusíes hayan tenido mucho que ver.
Las jarchas mozárabes son breves canciones populares escritas desde el siglo X en Al-Andalus por poetas cristianos, musulmanes o hebreos, que se colocaban al final de composiciones más largas árabe culto (conocidas como «moaxajas» o «mujasawa»). Paolo Azzone, estudioso italiano que acaba de traducir las jarchas por primera vez a su idioma natal, las define como «pequeñas joyas que se montan en composiciones literarias y que reflejan el mundo de la Andalucía en tiempos islámicos, cuando las tres lenguas, culturas y religiones se compenetraban».