Amediados de la década de los noventa, tuve que hacer unos trámites legales con respecto a una propiedad heredada en Almuñécar, una ciudad de Andalucía, España. Para finalizar las cosas, necesitaba la aprobación firmada de un abogado con licencia , un abogado, que, en este caso, resultó ser un grande local. Era un hombre de cabello plateado con un porte imperioso, y su oficina era igualmente intimidante, llena de muebles antiguos de caoba, intrincadamente grabados con carabelas, lo que sugiere una época de la Era del Descubrimiento. Un empleado comprensivo me había advertido que, si no le agradaba al abogado, mi papeleo no seguiría adelante. Entonces, en un esfuerzo por calentarlo, comenté con admiración los muebles, que, me informó con orgullo, eran reliquias familiares. Luego, pregunté, utilizando la terminología común en América Latina, si sus antepasados habían estado involucrados enla Conquista , ¿la conquista de las Américas? Me miró con frialdad y dijo: » Eso no fue una conquista, sino una liberación «.
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“La historia de Al Andalus sigue ignorada y minusvalorada en España”
El reputado arabista español lo explica gráficamente a través del teléfono desde su domicilio en Madrid. “Me despacharon la historia de Al Andalus en media clase y la Reconquista me la metieron durante tres meses. Me parecía indignante que suprimiesen toda esa vertiente de nuestra historia”. Así se activó la trayectoria científica de uno de nuestros más eminentes especialistas en la civilización andalusí, penúltimo representante de una generación de arabistas que renovó los estudios del islam hispano en la segunda mitad del siglo XX. Acaba de concluir un voluminoso estudio sobre la ‘Historia socioeconómica de Al Andalus’, en cuya área de conocimiento fue precursor desde la publicación de su tesis doctoral sobre los mercados medievales.
Los moriscos y el racismo de estado
«Segovia, iglesia del convento de Santa Cruz de la orden de predicadores, día 4 de agosto a.D. 1609: el rey de España, Felipe III, está allí rezando. Con el providencial auxilio del Dios de los ejércitos, según cree, está a punto de prestar su nombre a uno de los sucesos más sombríos de la historia de España: la deportación masiva de todo un pueblo.»