“El miedo me hizo rebelde, en vez de hacerme borrego”, canta José Domínguez (Aznalcóllar, Sevilla, 1944) en una de sus letras más famosas. De pequeño le decían sus padres que las paredes oían. Por eso nunca le hablaron en casa de sus dos tíos fusilados por ser republicanos. Ni de un tercero que tuvo que huir a Francia tras la guerra. Tampoco de cuando su madre —la misma que le llevaba de niño a escuchar a Pastora Pavón, Fosforito, Pepe Pinto o Juanito Valderrama— fue obligada a ingerir aceite de ricino, rapada y paseada por el pueblo como a una bestia. Durante su infancia todo era miedo a su alrededor. “Pero a mí, en vez de amedrentarme, me hizo más rebelde. Con nueve años, la Guardia Civil ya dijo que yo era un insurrecto, porque no les obedecía”, contaba hace años El Cabrero.