El uso del terror, de la crueldad, de la violencia extrema de manera sistemática con fines político-bélicos de conquista y sometimiento, sin ser desconocido, por supuesto, en el mundo griego –la destrucción de Tebas (o de Tiro) por Alejandro sería un buen ejemplo y no el único–, parece ser una gran aportación de Roma. El asedio y parcial destrucción de Atenas por Sila en 87-86 a. C. sirvió para que los enemigos de Roma supiesen que nadie podría escapar del castigo. “La lección era muy sencilla, y demuestra una vez más el gran control que Sila tenía del uso del miedo como herramienta de coerción”, señala Borja Antela . Por su parte, Simone Weil argumentó:
“Nadie ha igualado nunca a los romanos en el uso de la crueldad. […] la crueldad fría, calculada, aquella que constituye un método, la crueldad que ninguna inestabilidad de humor, ninguna consideración de prudencia, respeto o piedad puede atemperar, una crueldad semejante constituye un instrumento incomparable de dominación”.