Cuatro mezquitas construidas en honor a cuatro sabios y religiosos de lo que hoy es España testimonian la profunda herencia andalusí en la ciudad mediterránea egipcia.
Desde la actual Irak, Al-Tartushi continuó hacia el Levante del Mediterráneo, parando en ciudades como Alepo y Damasco, y más adelante puso rumbo hacia El Cairo y finalmente a Alejandría, donde se estableció tras una breve estancia en Roseta, en el delta del Nilo. Allí, Al-Tartushi se casó y se forjó la imagen de sabio y jurista valiente que no dudó en enfrentarse a la dinastía fatimí, que gobernaba entonces Egipto.