Era el menor de los hermanos de una familia humilde. Pronto se quedó huérfano y se dedicó a pastorear los rebaños de sus hermanos. Analfabeto, después de escuchar a un hombre recitar el Corán, decidió que tenía que estudiar, por lo que se escapó, por dos veces, de sus hermanos. A los tres o cuatro días de viaje, se encontró con un anciano, que le aconsejó que se dirigiera hacia Sevilla. De allí, pasó a Jerez, Algeciras y Ceuta, en donde trabajó durante un tiempo con unos pescadores. Impaciente por estudiar, partió hacia Marraquech, la capital del imperio almorávide. Allí, fue reclutado para servir en el ejército, en el regimiento de andalusíes encargados de defender la capital.