Vivimos en una época de dualismos y posiciones extremas. Para Mia Couto, esta es una característica de las culturas urbanas occidentales, que se incorporó al pensamiento de las naciones colonizadas. En el siguiente video (del canal Fronteira do Pensamento ) el escritor mozambiqueño reflexiona sobre el desafío de descolonizar el pensamiento, las identidades mixtas de poblaciones como su país y la búsqueda de compromisos.
Mes: mayo 2021
Nuevas aportaciones sobre al-Ándalus
Diáspora andalusí recomienda la lectura de esta tesis doctoral que aquí presentamos. Merece ser leído porque su contenido entra de lleno en los tiempos presentes, tan confusos como graves, especialmente en el terreno de la degradación política, la manipulación histórica y el «renacimiento» de una ideología que nos quiere retrotraer a tiempos pasados. Baste una…
¿Descubrimiento o invasión y genocidio?
Ignorar el contenido latente en el metamensaje que se despliega en los nombres sesgados con el que se designan lugares donde vivimos y por donde transitamos, ha sido una de las estrategias ideológicas subyacentes de la colonialidad, que en el plano simbólico tiende a pasar inadvertida en el imaginario colectivo de nuestra América Latina. Esto lo reafirmo cuando recientemente doy un paseo por una ciudad de Ecuador que lleva el nombre de “Santa Ana de los Ríos de Cuenca”, o simplemente Cuenca, en honor a la ciudad de Cuenca de España, lugar de nacimiento del virrey español del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza, quien mandó a fundar la ciudad al español Gil Ramírez Dávalos. Por supuesto, este conquistador no tuvo ningún empacho para sustituir el nombre Tomebamba, como era llamada esta tierra hermosa como ciudad incaica, o como la llamaron los Cañaris, habitantes originales que tenían su propia cosmovisión y le colocaron el nombre de Guapondelig, (1) que significaba llanura amplia como el cielo, y fue llamada así desde mucho antes que los conquistadores, a nombre de “la civilización”, entraran en ella “a sangre y fuego”.
Los efectos de la colonización de Andalucía
En este espacio se parte de que, la mal llamada Reconquista, no fue otra cosa que una Guerra de Conquista territorial y de colonización. Para que esta guerra pudiera cumplir sus objetivos era necesario aplicar una estrategia de guerra genocida, como lo definen claramente varios artículos académicos aquí publicado.
Pero más allá de investigaciones académicas, investigaciones, etc., es la realidad cotidiana la que nos confirman esta calificación no es gratuita ni arbitraria. Cada día las informaciones periodísticas no informan de detalles concretos y verificables. Por esta razón voy a citar un par de artículos publicados en estos días.
La devolución de nuestro Patrimonio
La Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, aprobada en 1991, indica, en su artículo 2.2., que la Consejería de Cultura «realizará las gestiones oportunas conducentes al retorno a la Comunidad Autónoma de aquellos bienes con claro significado andaluz que se encuentren fuera de Andalucía». Insiste en ello en otro artículo, el 4.2.: dicha Consejería «velará por la reintegración al Patrimonio Histórico Andaluz de los bienes de relevancia cultural que se encuentran en otras Comunidades Autónomas del Estado».
Estos mandatos nunca se han cumplido. Ni en los largos años del régimen psoísta, ni ahora por el llamado «Gobierno del cambio». El Patrimonio Cultural y su defensa, protección y valorización nunca ha sido una prioridad, a pesar de ser un referente fundamental de nuestra identidad como pueblo y a pesar de la retórica que, a veces, los jerarcas políticos, de uno u otro color, utilizan con meros objetivos electorales.